jueves, 12 de febrero de 2009

Energía telúrica en Soria

Considerado uno de los chakras de la Península Ibérica, el Cañón del Río Lobos forma parte de esos lugares misteriosos de la Iberia oculta, como Montserrat o Santiago de Compostela.
De paisaje arisco y duro, la naturaleza y el tiempo han horadado pacientemente a lo largo de los siglos 25 kilómetros de piedra caliza en las estribaciones de la Cordillera Ibérica y en la alta meseta del Duero, creando formas caprichosas, socavadas por numerosas cuevas y ríos subterráneos. El Cañón fue habitado desde el Paleolítico Medio y sobre todo durante la Edad del Bronce y del Hierro. Fue declarado Parque Natural en 1985.
En su epicentro se encuentra una humilde y enigmática ermita románica del siglo XII, San Bartolomé de Ucero, vinculada a la Orden del Temple. Considerado desde antaño un lugar mágico, la ermita está asombrosamente equidistante de los dos cabos más extremos de la península: el de Creus al Este y el de Finisterre al Oeste, marcando una distancia exacta de 532 kilómetros entre un punto y otro, confirmando los amplios conocimientos cartográficos, geodésicos y topográficos que debieron tener los Caballeros Templarios de la Baja Edad Media.
Para el investigador Ángel Almazán, esta ermita se encuentra en uno de los "centros del mundo" más misteriosos de Europa: Con todo el telurismo y el simbolismo necesario para que el Espíritu atravesara el cuerpo y el alma de los Adeptos.
Sin duda es una ermita peculiar, en su rosetón aparece una cruz de cinco puntas (en realidad un enigmático pentáculo entrelazado, llamado Sello de Salomón) pero invertida, es decir, con el vértice para abajo.

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