viernes, 28 de noviembre de 2008

Origen de palabras: Guitarra

Proviene del árabe kitara, que se originó, a su vez, en el griego kithara, el nombre de la cítara. Directamente del árabe, fueron asimismo tomados el portugués y el catalán guitarra, y de este último se deriva el provenzal guitara así como el italiano chitarra, ya usado en el siglo XV, aunque también se encuentran por esa época quintara y chitera en diferentes dialectos italianos.
La guitarra se tocaba desde muy antiguo, principalmente en España, según se encuentra documentado desde el siglo XIII en textos e íconos. Por esa época, se conocían dos tipos de guitarras: la latina y la morisca o sarracena. La primera, de caja chata, es la precursora de la guitarra moderna, mientras la segunda, de caja redondeada y más parecida al laúd, fue introducida en España por los invasores árabes.
La guitarra moderna adquirió una nueva dimensión con la obra del músico español Francisco Tárrega (1854-1909), quien innovó en la posición de las manos y en el modo de pulsar las cuerdas.

martes, 25 de noviembre de 2008

José y la Unión Europea

Ya no hay nada, sacaron todo, la higuera no está, fue todo arrasado, dice el Premio Nobel Saramago al regresar a su tierra y mirar con esa melancolía portuguesa el lugar donde estuvo su casa natal, en Azinhaga.
Acá todo eran olivares, pero la Unión Europea decidió que ya había demasiado aceite de oliva y pagó cuatro mil euros por cada hectárea de olivos arrancados. Y los arrancaron todos... Han hecho un negocio estupendo y ahora tienen campos de maíz interminables, maíz híbrido, todo igual, todo igual, a la misma altura. Ese no es mi pueblo, este no era mi paisaje.

No, no son nuestros paisajes. Son las horribles visiones unificadoras que nos imponen desde Bruselas. Es una metáfora perfecta del igualitarismo social, económico y cultural que viene del norte. El precio por estar en un club que no nos corresponde.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Los arquitectos, por Gironella

Tengo entre mis manos un libro precioso y desconocido. Se titula El Mediterráneo es un hombre disfrazado de mar y está firmado por el escritor José María Gironella, el culpable de la obra maestra Los cipreses creen en Dios. Extraigo unas líneas que me han gustado, me identifico totalmente con su crítica a una peligrosa especie: el arquitecto moderno.

Los arquitectos como Le Corbusier deben ser, supongo, formidables innovadores, pero yo los tengo, junto con los banqueros, por los responsables del insensato urbanismo actual, de la mascarada planetaria, que tiene algo de impuro, de corrosivo y satánico, de resentimiento y venganza contra no se sabe qué. Han destrozado paisajes y hombres. Matan la intimidad del individuo y uniforman el mundo, arramblando con lo peculiar. Cuando descubren un lugar virgen eyaculan de placer. Diríase que aspiran a una Única melodía, a que suenen lo mismo un saxofón que un clavicémbalo. Ponen la tradición, el trópico, la nieve, los niños, las terrazas y las alcobas al servicio de materiales resistentes pero de nobleza discutible, tales como el aluminio, el cemento, el plástico. La Naturaleza debiera encarcelarlos en celdas de piedra seca, como las de Edmundo Dantés y el abate Faria.