jueves, 30 de agosto de 2007

Cuento casi sufí, por Gonzalo Suárez

Recogí a un vagabundo en la carretera. Me arrepentí enseguida. Olía mal. Sus harapos ensuciaron la tapicería de mi coche. Pero Dios premió mi acto de caridad y convirtió al vagabundo en una bella princesa. Ella y yo pasamos la noche en un motel. Al amanecer, me desperté en brazos del maloliente vagabundo. Y comprendí que Dios nos premia con los sueños y nos castiga con la realidad.

martes, 28 de agosto de 2007

Origen de palabras: Pírrico

Pirro, el rey de Epiro, era un militar famoso por su dominio de la estrategia militar. En 281 a. de C., recibió un pedido de ayuda de la colonia griega de Tarentum, hoy Tarento, que estaba en guerra con los romanos. Pirro acudió al llamado con 25.000 hombres y se enfrentó con los romanos en la sangrienta batalla de Heraklea, en la que obtuvo la victoria a costa de la pérdida de 13.000 soldados.
Un año más tarde volvió a derrotar a los romanos en la batalla de Ausculum, en la provincia de Apulia (Puglia), pero nuevamente sufrió pérdidas tan severas que el general victorioso expresó: Otra victoria como ésta y seremos destruidos.
Desde entonces, la expresión victoria pírrica, del griego pyrrikós, se usa para calificar un triunfo que tiene un costo más elevado para el vencedor que para el vencido.