martes, 2 de junio de 2009

Nuestro árbol, herido de muerte.

Un pequeño escarabajo, el cerambyx cerdo, está acabando con el árbol más emblemático de la Península: la encina. Mientras el animalito se merienda lentamente la mayor parte de Castilla y León, los políticos debaten acerca de su inexplicable estatus de animal protegido por peligro de extinción, reconocimiento honorífico que impuso la UE a todos los países miembros porque el bichejo comenzaba a escasear en los frondosos bosques escandinavos. El PP, muy dado a bajar la cerviz con los de Bruselas, prefiere hacer la vista gorda, mientras que el resto de partidos claman al cielo para que el escarabajo sea descatalogado como especie en peligro, al menos en la Península Ibérica, y comenzar a utilizar venenos contra la plaga. A día de hoy sigue estando prohibido combatir al cerambyx.
Habría que recordar a esos políticos pasivos la importancia real y simbólica que tiene para nosotros la encina, base de la alimentación del cerdo ibérico y del ganado ovino y bovino. Que la calidad de su madera y de su carbón son excepcionales o del cobijo que proporciona a numerosísimos animales.
También deberían saber que la encina, junto con el roble, fue el árbol sagrado en la vieja Iberia y en gran parte del Mediterráneo. Que recibió culto celtíbero, pueblo que incluso dictaminó leyes para la protección de encinares y carrascales. Que fue testigo de ritos ancestrales y reuniones comunales bajo su sombra en un sinfín de lugares. Que su corteza, raíces, flores y bellotas fueron y son utilizadas como remedio medicinal para hacer astringentes de múltiples aplicaciones: heridas, llagas, diarreas, sabañones, catarros... O que es símbolo y emblema en cientos de pueblos, regiones y concejos, desde el sur de Portugal hasta Cantabria.

¿Qué tienes tú, negra encina
campesina,
con tus ramas sin color
en el campo sin verdor;
con tu tronco ceniciento
sin esbeltez ni altiveza,
con tu vigor sin tormento,
y tu humildad que es firmeza?

Antonio Machado

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUIENES AMAMOS A NUESTROS CAMPOS Y NUESTAS DEHESAS, NO PODEMOS CONSENTIR QUE UN SIMPLE ESCARABAJO (PROTEJIDO POR LOS BARANDAS DE BRUSELAS) ACABE CON NUESTRA SUSTENTO Y EL DE MUCHAS FAMILIAS. EL CERAMBIX CERDO , DEBE DE SER COMBATIDO DE INMEDIATO... SI ESPERAMOS A QUE LOS POLITICOS LO REMEDIEN, ENTONCES YA SERA DEMASIADO TARDE.