
Muy pocos españoles conocen que
Ibn Arabi, quizá el filósofo islámico más importante, era de Murcia. Éste místico (fue impulsor del sufismo en Al-
Andalus), poeta, viajero y sabio
andalusí dejó un legado de más de 400 obras, entre tratados, manuales y discursos. Sus importantes aportaciones en muchos de los campos de las diferentes ciencias religiosas islámicas le valieron el sobrenombre de
Muhyi al-Din (vivificador de la religión).
Su obra más importante es el
Futuhat al-Makiyya (Las Revelaciones de la Meca), compendio de metafísica islámica, en la que abarca la mayoría de las ciencias tradicionales islámicas en sus más de tres mil páginas.
Durante sus últimos años se estableció en Damasco, donde falleció. El imperio otomano edificó una
madraza sobre su tumba, que actualmente es lugar de peregrinación para el mundo musulmán.
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