
Desde muy joven sintió admiración por las figuras de la música francesa, hasta el punto de llegar a cambiar su nombre en honor a Georges Brassens. Escribió canciones incluso para Édith Piaf.
En 1968 escribe, compone e interpreta Le Métèque, que impulsó la proyección de su carrera artística. Desde entonces, su fama creció hasta convertirse en uno de los protagonistas de la canción francesa durante la década de los 60-70.
Su faceta de escritor es más reciente y aún poco conocida. Su último libro Siete cuentos fronterizos, de resonancias orientales, va muy unido a la actualidad política y al problema de la identidad como causante de la beligerancia en la condición humana.
Avec ma gueule de métèque,
de juif errant, de pâtre grec
et mes cheveux aux quatre vents.
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