El Real Madrid ha pagado 94 millones de euros por Cristiano Ronaldo en un gesto de chulería y prepotencia, en plena crisis económica y a pesar de la llamada de atención de la FIFA. El presidente del club, Florentino Pérez, pertenece esa calaña de constructores implacables, horteras ambiciosos y terroristas inmobiliarios. Él es el responsable del esperpento de las cuatro inmensas torres que un día surgieron en Madrid, y ahora, entre bromas, amenaza con levantar la quinta. Que el dios ibero de Machado le castigue.
Lo que ocurre en el fútbol es un buen reflejo de nuestra sociedad. Basta con echar un vistazo a nuestra clase política y compararla con la de Francia o Alemania, donde sus ligas son mucho más modestas. En este país de catetos, rarísimas excepciones aparte, sólo hay corruptos con hechuras de mafioso ruso, puteros y ostentosos propietarios de Mercedes Benz. Los mismos valores del Real Madrid, el club del golpe de talonario y la recalificación ilegal.
Lo que ocurre en el fútbol es un buen reflejo de nuestra sociedad. Basta con echar un vistazo a nuestra clase política y compararla con la de Francia o Alemania, donde sus ligas son mucho más modestas. En este país de catetos, rarísimas excepciones aparte, sólo hay corruptos con hechuras de mafioso ruso, puteros y ostentosos propietarios de Mercedes Benz. Los mismos valores del Real Madrid, el club del golpe de talonario y la recalificación ilegal.
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